Importancia de la Interrelación Humana

lunes, 25 de abril de 2011

El hombre y la mujer del tercer milenio, está inserto en un mundo globalizado, y deben convivir cotidianamente con otros seres humanos en su medio familiar, laboral y social. Es allí donde aparece que el éxito del progreso individual no lo marca solamente su talento o especialidad, sino su capacidad para tratar a las personas, inspirándole simpatía, confianza y autoridad.
Esta condición humana en el trato social, ese intercambio sutil entre las distintas personalidades con que tratan diariamente, se genera en la proyección del Yo manifestado en eso tan sagaz llamado personalidad.
Ese don de gentes, es una cualidad que algunas personas poseen naturalmente y puede perfecionarse. Si no se le posee, puede cultivarse y desarrollarse en muy poco tiempo, con la voluntad creciente de los primeros frutos observados.
¿Qien no quiere ser admirado, respetado y sentir que las personas nos buscan precisamente por esa transferencia mágica que es la simpatía en acción? Con una práctica reflexiva, nacida del propio reconocimiento, los objetivos procuran el uso adecuado de un recurso humano nada fácil, como es hacernos agradables ante los demás.
El nuevo Diligente deberá desarrollar estas técnicas y manifestarlas naturalmente. Decimos naturalmente porque ellas subyacen dentro nuestro y simplemente debemos educarnos para que nuestro Yo las libere abiertamente, y al cumplirse ese objetivo, serán mas eficientes, más persuasivos, más convincentes.
No es para menos. El nuevo diligente, convive con hombres y mujeres modernos, inconstantes, exigentes e insatisfechos permanentes, presionados por un estado social agudo, una crisis económica que parece no acabar y una larga lista de prioridades difíciles de realizar, siendo él mismo uno de ellos. Esos subordinados y sus superiores inmediatos no están exentos de esta realidad y arriban a la institución, fábrica, comercio o industria con una pesada carga psicológica casi a diario, precisamente por las presiones familiares, las preocupaciones económicas y todas aquellas cosas que no le es fácilmente accesible. Podríamos sumar a su dimensión psicológica el incierto panorama institucional o empresarial, donde también los objetivos son confusos y los rumores corren por los pasillos y la duda corroe su moral, haciéndole bajar la guardia, donde se comete así un importante margen de error en la comunicación.
En este medio social deben ser eficaces, persuasivos y convincentes.
¿Es posible, dentro de ese panorama cotidiano, del que muy pocos están exentos? Lo será emprendiendo el único camino posible que es la capacitación. En este proceso de Formación Diligencial, las Interrelaciones Humanas cumplen un papel insustituible y necesario para alcanzar cada objetivo y progresar en la vida.

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